Rosalind Frankling

Las mujeres dedicadas a la ciencia han sido sistemáticamente despreciadas por la historia, condenadas a un injusto anonimato.
Rosalind Franklin constituye un claro ejemplo de ello. A los 17 años decide ir a la universidad para estudiar Química, Física y Matemáticas. Rosalind conoce al profesor William Lawrence Bragg, ganador en 1915 del premio Nobel por demostrar que los rayos X permitían descubrir la estructura de los cristales. Así Rosalind toma contacto con la cristalografía y empieza a familiarizarse con el mundo de la materia extremadamente pequeña y en tres dimensiones.
Aceptó un trabajo para estudiar el carbón en la British Coal Utilisation Research Association (BCURA), dirigida por Donald H. Bangham. El carbón vegetal era, en plena guerra, un combustible muy importante, ya que se empleaba como filtro de las máscaras de gas. Tras investigar sus diferentes tipologías, Rosalind presentó cinco publicaciones, consiguió doctorarse y contribuyó a la fabricación de una máscara de gas más eficaz.
Había nacido una científica.
En 1946 cuando Rosalind decide salir de su Inglaterra natal Rosalind aprende y desarrolla nuevas técnicas, entre las que destacan las de difracción de rayos X, llamada también ‘cristalografía de rayos X’. Una técnica tan compleja como poco conocida, que pretende aplicar el método de la cristalografía a materias no cristalinas.

En mayo de 1952 la científica consigue, con el difractómetro de rayos X, fotografiar la cara B del ADN hidratado, la famosa Foto 51,columna vertebral del ADN.
Hasta la fecha, dos investigadores de la Universidad de Cambridge, James Watson y Francis Crick, habían abordado el problema de la estructura del ADN basándose en los datos obtenidos por otros científicos y especulando sobre ellos habían construido un modelo en tres dimensiones, el cual que no respondía a la realidad y que tras ser analizado por Rosalind es rechazado. Pero los dos científicos perseveran y como ha quedado demostrado en repetidas ocasiones, desafortunadamente, la historia de la ciencia una vez más es injusta con las mujeres. Wilkins, a espaldas de Rosalind, le enseña a Watson las fotos decisivas que ésta ha obtenido del ADN y cuyos resultados aún no ha publicado.
Poco después, el 25 de abril del siguiente año, la prestigiosa revista Nature publica tres artículos de los grandes hallazgos de la biología bajo el único título de Estructura molecular de los ácidos nucleicos. El primero, firmado por Crick y Watson, es la estrella de la revelación del descubrimiento científico, la estructura del ADN; el segundo es un artículo de Wilkins y el tercero, el de Rosalind. Incómoda con la situación, Rosalind decide entonces abandonar todo lo relacionado con el tema. Aún así su carrera científica prosigue, lidera trabajos pioneros relacionados con el virus del mosaico del tabaco y el poliovirus.
El 16 de abril de 1958 fallece en Londres víctima del cáncer , probablemente a consecuencia de sus repetidas exposiciones a la radiación durante sus investigaciones.
En 1962 Watson, Crick y Wilkins son galardonados con el Premio Nobel por su trabajo en el descubrimiento del ADN. El nombre de Rosalind Franklin no se mencionó ni se reconoció su contribución en dicho avance científico sin precedentes.


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